La garita del diablo

Mucho se ha hablado sobre la famosa garita del diablo. La leyenda dice que un soldado español llamado Sánchez era al que siempre le tocaba quedarse como un pendejo en la dichosa garita cada noche. A veces, por el aburrimiento, Sánchez se llevaba su karaoke portátil y se ponía a cantar canciones de Ozzy Osbourne, AC/DC, Iron Maiden y otros grupos satánicos de los 80's.

Una noche, recibió una llamada del mismísimo Belcebú, quien le dijo por el celular: "Mira mijo, vente pa' acá abajo, que te tengo una jeva y está bien buena. Además, te voy a hacer presidente de mi compañía. Deja el karaoke y el micrófono ese ahí tirao y arranca pa' acá. Te espero, ¡bye!"







Entonces Sánchez decidió irse juyendo por los matojos como cabro que tira pal monte. Esta fue la última vez que lo divisaron los demás centinelas, que lo pudieron captar con una Polaroid del 75.











Cuernaberta, la jeva que Belcebú le tenía escondida a Sánchez, era una adicta al bizcocho de chocolate cocinado en horno de azufre. La tipa se daba unas empachás bien bestiales, pero eso no importó ni hizo mella en el amor de aquellas dos almas, unidas por el destino y por el mismo demonio. Aquí la podemos apreciar cuando vio su jevo por primera vez.


Tal y como el demonio lo había prometido, Sánchez se hizo presidente de la compañía del jamón der diablo. Ahora sabemos de donde vienen las latitas esas.

Pero, la historia no termina aquí.

Cuernaberta y Sánchez se enamoraron salvajemente y tuvieron muchos hijos que cada vez que se jartan de comer jamón der diablo o bizcochos de chocolate, salen del joyo infernal de donde viven y vienen hasta donde nosotros. En nuestro plano existencial son conocidos en varias partes del mundo como "El Chupacabras".