El verdadero destino del primer Robocop

Hay mucha especulación sobre el paradero del primer Robocop, pero existe evidencia contundente de los caminos que tomó luego de abandonar el ejército de Pancho Villa. Según mis espías, el Robocop se fue a Hollywood a probar fortuna y allí se encontró con una gamberra productora que se burló de él en pleno casting para la película: "Puerto Rico antes de Pedro Toledo".


La cara de frustración del primer Robocop daba pena.



Como el Robocop insistió, pues en la oficina lo cogieron de soquete y le dijeron que lo iban a transformar en una estrella, pero que antes debía someterse a una cirugía estética. El ayudante de la productora, C-Ti-ró-1-P-O, se puso muy celoso durante la transformación, ya que él estaba cuajando algo con otro productor famoso y en vez de ayudar, lo que hizo fue destripar a nuestro paladín de la justicia.





En plena operación, el ayudante se puso bastante nasty y le salió con una parantola a la productora:
¡JA! ¿Tú te crees que voy a dejar el guiso que me han ofrecido con George Lucas? Estás loca si te crees que voy a dejar que este canto de hojalata criollita mohosa me coma los dulces. Mira pa' llá, si este casco no sirve pa ná. Yo lo voy a botar en el primer vertedero que vea y le voy a hacer un campo de golf encima, JAJAJAJAJAAAAA!!!!!



Como nadie pudo detener a aquel maldito y rabioso robot, lo que quedó del Robocop criollito fue su torso inservible y maltratado. Cruelmente, fue arrojado al abismo de un basurero clandestino en donde permaneció varado por años...


Una tarde, Afroberto pasaba por el vertedero, pa' esconderse de los puercos en lo que se fumaba un "joint" jamaiquino de los buenos, y vio el torso de Robocop tirado en el suelo. Acto seguido, lo recogió y se lo llevó a su marquesina y trató de hacer un "steel drum" pa' su banda de beduinos.


En realidad, el torso de nuestro héroe quedó tan horripilantemente perforado después de tanta humillación, que ni pa' tambor de feria barata servía ya. Lo cierto es que terminó sirviendo como fogón de kiosquito de frituras. Sin embargo, los huecos de su cuerpo emanaban una chispa extraña que logró cocinar exquisitos bacalitos, piononos y alcapurrias. Dicen que aún se le puede ver si se va conduciendo con calma por la carretera de Piñones.